
Eran cerca de las dieztreinta de la mañana cuando me desperté. Los rayos del sol me daban de lleno en la cara, y para un tipo que había tomado la noche anterior, resulta devastador levantarse con esa imagen. Había quedado de ir con Enkor y Gorvssow (les gusta que les digan así, por lo que hay que darles chance), a la unaenpunto, en el metro Allende. Así que por mi cercanía a dicho lugar, tendría solo tiempo de echarme un garrido veloz, desayunar un baso de leche y lavarme los dientes (si, su deducción fue correcta, no me bañe, ¿y que?).
Habiendo hecho lo antes mencionado, tome un libro y el reproductor de música portátil, para no aburrirme en el camino. Aunque mi madre aprovecho que salía y me pidió que realizara unos pagos. Así que tendría que darme mas prisa para que mis preciados acompañantes no se fueran a desesperar y se fueran a ir. La primer parada tenia que ser en un banco. Mierda; totalmente lleno. La fila llegaba hasta las afueras del mismo. «Jodanse, ni madres que me espero aquí como imbecil», pensé mientras escuchaba North Atlantic Oscillation. Por lo que preferí ir a las oficinas, ubicadas en el pueblo del Beto (Nalgorv), cerca del palacio municipal de Naucalpan. En movimientos llenos de destreza y habilidad, logre cruzar las calles caóticas llenas de personas inocuas. Entre a las oficinas y realice el pago. Y tan pronto había librado este primer obstáculo de mi trayecto, me dirigí hacia mi destino trazado al principio del día.
Como era de esperarse, llegue cerca de treintaminutos tarde. Enkor estaba esperando (venia de la escuela, así que el trayecto era menor). Teníamos cerca de horaymedia antes de que llegara Gorvssow, por lo que fuimos a realizar uno de los pretextos para dicha reunión en un sábado: ir a comprar componentes (circuitos integrados y compuertas y gilipolleces así).
Mientras íbamos caminando en la dirección donde se ubicaban los vendedores, vimos una pequeña feria del libro, en un pasillo medio hechizo. Decidimos echar un vistazo a los libros, uno nunca sabe que joya de libro podría encontrar (claro, si lleváramos la suficiente pasta). Entramos y vimos los libros, observamos discos en venta (incluyendo LP’s de Naftalina), escuchamos alguna narración de algun cuento, estorbamos para fotos de adolescentes idiotas que necesitan de ese tipo de pruebas, para demostrar a sus maestros que asistieron a evento, y claro que van en grupo de dos hasta diez escuincles, con la mejor ropa que encontraron en su guardarropa, no tan extenso en cuanto a variedad, porque pareciera que siempre van vestidos iguales y compraron al mayoreo en alguna tienda donde encuentras productos de dudosa procedencia y aparte de mal gusto. Por lo que ver a estos jóvenes deprimentes (no porque sean depresivos, bueno fuera, sino porque te entra una depresión de las feas cuando los ves), que decidimos salir del establecimiento y dirigirnos a uno de nuestros destinos. Unas dos calles adelante, había otra feria del libro en el mismísimo Palacio de Minería. El mismo panorama, adolescentes por todos lados, con el mismo gusto decadente que los antes mencionados. La única diferencia es que en esta cobraban quincepesos y había una fila del demonio para comprar los boletos, no porque fuera la única, sino porque los despistados iban a la primera que veían aunque a quincemetros estuviera una totalmente vacía (y eso que había una persona con un megáfono anunciando que la otra taquilla estaba vacía), pero como se están embelleciendo o platicando de cosas tan profundas no podían poner atención a lo que decía el hombre del megáfono.
Y después de tan terribles panoramas, llegamos a la calle indicada para este tipo de compras: Republica de El Salvador. Entramos a un par de establecimientos, y realizamos las compras de dichas componentes (malditas componentes, salieron mas caro de lo que esperaba y tuve que gastar de mas). Salimos del establecimiento y nos dio un gran placer encontrarnos a la Chistosa en ese lugar. Nos dio una gracia reconfortante, que fue tema de conversación en las calles subsecuentes (el día anterior, si usted es lector habitual, se acordara que las cartas habían predestinado que tendría un amorío con ella).
Aun faltaban cerca de cuarentaminutos para ver a Gorvssow, por lo que decidimos hacer otra cosa. Mi mama me había dado para pagar también la tarjeta de una tienda departamental, y una de sus sucursales quedaba a unos cuantos minutos de ahí, por lo que apresuramos el paso y llegamos pronto. El problema de pagar ahí, es que hay mucha gente y eso es una patada en las bolas para mi. No me gusta la gente. Por lo que decidimos subir algunos pisos, donde encontráramos menos. Al ir subiendo, llegamos a la zona de deportes, donde observamos que no había casi nadie. Por lo que buscamos alguna caja que estuviera disponible y vacía. Al ir recorriendo los pasillos me detuve a ver las gorras (quería comprar una gorra a mi hermano mayor, Luis). Empecé a levantarlas y observarlas, a el le gustan cerradas y si son al estilo camionero, pues mejor. Observe varias sin ningún éxito. Lo que sigue necesita un párrafo aparte.
Entonces mis ojos recorrieron los anaqueles de la tienda, cuando de pronto, de la nada apareció un gorro de caza rojo (si, como el del chavo del ocho). Lo tome, lo acaricie, voltee a ver a Enkor y los dos sonreímos (para aquellos que no sepan, es el gorro que utiliza Holden Caulfield, protagonista de El Guardián Entre el Centeno). Lo había estado buscando (también puse a toda mi familia y valedores a buscarlo) por cerca de un mes, después de la muerte del autor del libro. Por lo que podrán deducir y con toda razón, que Holden es mi amo. Estuve al borde de las lagrimas. Se lo pase a Enkor para que también lo viera, lo oliera y sintiera el poder de Holden (el esta de acuerdo conmigo en que es una piola). Estábamos impactados y conmocionados ante tal encuentro inesperado. Después de admirarlo un rato, le dije que lo tomara y fuéramos a pagar. Lo tomo y llegamos a pagar a la primer caja que encontramos disponible. Al terminar el pago, le pregunte a la señorita si había promoción de mensualidades o algo así, me dijo que no. Absurdamente dude unos instantes en si debería llevármelo o no (si, se que me vi lento y estupido. Lo acepto). Lo llevamos y me lo probé. Me veía divino con el gorro (se escucha joto, pero así es). Justo a la medida de mi cabeza. Y después del titubeo absurdo, fui a la primer caja y lo compre. No importaba el precio. Hubiera pagado hasta mas (si se preguntan cuanto costo, les diré que podrían poner pedos a 15 hijoputa. O comprar 20 uniformes para Yerba Brava. O ir a un hotel de renombre a follar con su vieja o viejo, cualquiera que fuera el caso).
¿Destino? No lo se. Pero cuales eran las probabilidades de que fuera a encontrar el gorro de caza roja en esa tienda departamental. A un mes después de la muerte del escritor. El único que estaba en exhibición, no solo del color, sino del modelo en general, así que auméntenle esas coincidencias. Aun las sigo analizando y no encuentro la respuesta. Tal vez en una noche me despierte como cuando Seymour Glass (otro de los personajes del gran Jerome David Salinger), despertó a su hermano Buddy Glass (narrador principal de las historias de Seymour) y le dio la respuesta a una pregunta que lo había tenido ocupado algunos días; porque Dios decía que no había que llamarnos tontos, y encuentre las respuestas a estas preguntas, y así me despertare a media noche y las escribiré aquí.
Después de realizar la compra, salimos a las calles, sacamos el gorro de cazo roja, me lo coloque en la cabeza y andamos hacia donde nos encontraríamos con Thomegorv, que merece el cambio de Gorvssow a Thomegorv por marica y no haber llegado a la cita (consideramos como un insulto cualquier referencia que nos haga recordar a el Kikin, y Thomegorv es una referencia a el). Nos quedamos esperando un rato y después decidimos ir a comprar un agua y seguir dando la vuelta presumiendo el gorro de caza roja recién adquirido en la calle, en el Centro Cultural España y en un par de museos a los cuales asistimos.
la vdd te la rifas con la traduccion...esta muy bien!!!reverencias oh gran maestro!!!
ResponderEliminarQue tal querido o querida priss,
ResponderEliminarPues que bueno que te gusto la traduccion, al final creo que a mi tambien, despues de varias dificultades que pase en el proceso, solo me termino dando una gran desesperacion una oracion, pero bueno, ya ni modo. Espero seguir mejorando con el tiempo.
Solo una pregunta...¿porque no pusiste el comentario en el post de la traduccion?
Gracias por leernos y nos vemos pronto
jajajajajaja porqe soy bn babas a veces jajajaja me llamo priscila o malina como me qieran llamar jajajajajaj pero bueno...saludos!!!
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