Reseña Blonde Redhead
«The Ones Who Make Love, The Ones Who Stay Alone, Everything Is Wrong Here, Let’s All Have A Break, Everything Is Wrong Here, Let’s All Have A Rest»
Viernes, cerca de las diez de la noche. Mi cuerpo está en el Teatro de la Ciudad, mi cabeza está en las nubes. Las conversaciones estúpidas que nunca dejan de sorprender susurran en el aire gélido del recinto. Se acerca el anuncio de la tercera llamada, mientras la voz de Thom Yorke se escucha de fondo, adornando las estolideces trasmitidas por el fino aire.
Se anuncia la tercera llamada, también, indicaciones de usos de cámara, alimentos y bebidas, celulares, radios, etcétera. Todo el mundo grita y aplaude. Las luces se apagan lentamente. Una manta que cubre la parte trasera del escenario cae para revelar la escenografía; sombrillas. El escenario se queda a oscuras. Lentamente se encienden candiles y la luz se refleja en las sombrillas y da un toque de melancolía y lobreguez. Los integrantes toman sus lugares en el escenario. Comienzan los acordes de Black Guitar para sumergirnos en su mundo. Está oscuro aquí donde nos han traído. No sé puede ver más allá de los ojos mortales. La neblina cubre todo lentamente. Amadeo comienza con su línea, y así te toma de la mano para que no te pierdas en el camino a casa. No le gusta como suena, así que decide parar las acciones y comenzar de nuevo –siete horas atrás había estado chocando que todo sonara perfecto, no entiendo (ni él mismo) que pudo haber fallado-.
Inicia todo otra vez, el público –el de verdad, y no los cientos de snobs que se encuentran ahí-, comienzan el trance. Llega la voz de Kazu y de pronto sabes que ya no estás ahí, ya perteneces a otro lugar, donde las emociones y sentimientos se esconden y se pueden colapsar en el paso del tiempo. Entras a un laberinto de dónde difícilmente encontrarás la salida, a menos que ellos te lo permitan –lo que tardará aproximadamente en una hora y media-.
Una vez mostrada la oscuridad, no quieren que te quedes ahí todo el tiempo, y que veas y sigas pensando que el mundo es lineal. Nos regalan luz al entonar Here Sometimes (I’m only here sometimos, under the tree of life. I’m only good sometimes, waiting my time to go home), mientras Kazu se mueve como una diosa en el escenario, al tiempo que las luces se reflejan en su pantalón que parece un diamante en el escenario. Y quiere que veas todavía más lejos, por encima de tu hombro, y sabe que estás cerca del colapso, y es por eso que llama al Dr. Strageluv, y el público se pone de pie, algunos brincan y otros simplemente mueven sus caderas a una arritmia pasmosa, que dejaría sorprendido al hipnotista más capaz del mundo.
Ahora que piensas que has llegado a lo más alto de la cima del mundo y ver el esplendor de esté a través de una pantalla de LCD, creo que es conveniente que desciendas un poco -creo que no quieren que nos pase como a mi querido hijo Ícaro-, y nos llevan a un lugar más calido con Spring And By Summer Fall, pero sin poder recobrar el aliento. Pero es como si miles de tensores en un espacio de tres dimensiones –para no complicarnos tanto la existencia-, te atacaran, y no supieres definir ni siquiera la magnitud.
Después de quedar sudando, nos llevan a un lugar frío, y nos bajen un poco el ritmo cardiaco y dejar que la presión que ejerce nuestro corazón en el pecho, aliviarlo un poco con algo de soledad y frialdad, tal vez en Oslo se pueda amar y dejar todo atrás, en un camino que solemos caminar y no sabemos que es lo que nos depara el día de mañana, con un sentido de perdida y angustia, aliviada a la sensación de la melodía, dispuesta a comprenderte y abrazarte y reconfortarte. Probablemente te preguntes «Will There Be Stars» y nuestra incertidumbre y curiosidad nos llevarán y nos conducirán a través de una luz opaca tratando de descubrir el significado de la vida.
Hay silencios entre canciones, que sirven, a diferencia de uno de música clásica que sirven para toser, para gritar piropos a Kazu, pidiendo que se casen con ellos, odio esos momentos en que mi juventud es robada por aquellos imbéciles que pretenden que su vida es todo lo que soñaron, que manera de estar enojados con ellos mismos, demasiado civilizada.
In Particular llega para decirte que nada es fácil. Una canción veloz y furiosa que hace que tus extremidades se muevan y desearías tener el pelo largo, si no lo llevas largo, para cadenciosamente se mueva en los compases de la canción, hasta que tu cabeza vuele por los aires y Medusa recoja tu cabeza y engañe a todo el mundo y los termine de convertir en piedra. SW (no me refiero al Sr. Steven Wilson esta vez), te da shocks, que se reflejan en las luces de las sombrillas, que se iluminan a cada toque del bombo de Simone, furioso que despedazaría cualquier muro con el poderoso sonido.
Pero seguimos en el laberinto, y nos llevan una vez más a lugares esperanzadores a compartir experiencias de relaciones fallidas. Spain suena con sus guitarras suaves, los toques electrónicos y la voz de Kazu redondeando la soledad cantando desde el fondo del alma «No More Calling You…No More Missing You».
Ha llegado de que un Falling Man aparezca. Es como si quisieran aniquilarte con cada canción. No puedes respirar, y quedas sorprendido de cómo suena en vivo la canción, en aquel recinto que le da hasta lo más simple la importancia que debe de tener y no lo deja en el olvido. Amadeo te estrangula con su voz y quiere saber si sabes como caer en el espiral infinito de los sentimientos que hay en esta vida, pero que te da miedo descubrirlos.
Después de regresar a sus raíces nos dicen My Plants Are Dead para aliviar el sufrimiento y dejar que las lagrimas recorran las mejillas hasta que se pierdan en un océano de sufrimiento. Y Kazu no quiere que te separes de tus sentimientos y te dice «you already know this won't end with kisses, you already see we won't spare one another, but we'll have fine time not getting there» para que no tengas prisa Not Getting There.
Pasan las once de la noche, para que venga 23 y no te rompa el momento de encanto. Es momento que de veas la verdad en ti, y descubras todo lo mágico que existe en el mundo. 23 segundos, mágicos. Compartir, soñar y recordar por siempre, siendo humanos nos hacemos daños y más a los que deberíamos de proteger como si fuéramos nosotros mismos.
Es momento de un pequeño descanso…
Sigue de pie, I Still Get Rocks Off, te dice que los aplausos que lanzaste en el pequeño descanso valieron la pena para que regresen con más energía, y todos se sigan moviendo como locos en el escenario y en el público. Y sigue Equus dando poder, nunca que te recuperas de algo así. Clásicos furiosos como furia de los dioses griegos en la odisea.
Lentamente todo se apaga. Las luces de los candiles se prenden una vez más. Y con los sonidos del sintetizador, la voz de Kazu y unos toques de percusiones te dan un golpe donde más duele, y las lágrimas brotan desde el fondo al conjunto de los sonidos, y te pierdes lentamente como Penny Sparkle. Las voces hipnotizantes como si fueran sirenas te llaman, y en conjunto con la melodía de la guitarra te llevan al final del laberinto, hasta que sólo los candiles quedan encendidos y sabes que prefieres quedarte perdido en el.
«Espero que algún día nos volvamos a encontrar otra vez. Espero que algún día nos podamos amar otra vez.»
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